Jean Aristeguieta, la abrasadora belleza | Ensayo por Astrid Lander | [1 / 2]

La poeta y ensayista Astrid Lander ha preparado una dupla de colaboraciones para nuestra revista digital PoemasHumanos.com en torno a la obra poética de la autora venezolana, tal vez la más reconocida en el exterior del país, Jean Aristeguieta, (Guasipati 1921 – Caracas, 2016). En este primer ensayo, Astrid Lander presenta a la poeta Jean Aristeguieta a quién conoció personalmente y nos introduce en el tema central de su vida y obra: la belleza.

El nombre de Jean Aristeguieta ha de poseer mayor repercusión, siendo la poeta venezolana con más poemarios publicados, con el récord de al menos 70 libros, (sin contar otros 50 inéditos), lo que demuestra su fertilidad y dedicación exclusiva a la poesía. Más aun, fue una de las primeras en ser reconocida fuera del ámbito nacional, publicada en ediciones internacionales, traducida a varios idiomas, y hasta poseedora del título de Condesa Paladina Von Derneck, el cual le fue otorgado en el año 1999, en la ciudad de Bamberg, Alemania, por Decreto Real del Príncipe de la Casa Imperial Hohenstaufen, con resolución válida ante todas las instancias oficiales y de la realeza.

Sus poemas-joyas debieran ser más leídos, advertir por ejemplo, la resonancia que incluso se visualiza en palabras dobles y hasta triples, unidas con guión: soles-deseos, oro-sortilegio, caribe-fulgor, ignoto-interrogante, Naturaleza-espejo-duermevela; sustantivos tales que no solamente le confieren sonoridad a su poesía, sino que multiplican al máximo el lenguaje.

Aparte de la presentación audaz de palabras compuestas, también fijar la atención en las imágenes, las metáforas expansivas, sobre todo con la protagonización de la belleza en sí como credo: «Pasan los años como cenizas y yo sigo creyendo en la belleza…»

Ciertamente estos versos ensalzan a la noción de la belleza que deriva del modelo estético griego, y de hecho es su poesía viajera la que manifiesta el culto por lo heleno, tal como se constata en el poemario «Hélade», con la contemplación poética de sus recorridos por Grecia. Ante todo, conmueve el primer párrafo del poema homónimo en el que escribe, en tercera persona: «Cuando en la adolescencia vio grabado el nombre de Safo en una goleta que navegaba por el Orinoco, percibió lo legendario». He allí cuando germina la pasión poética en Jean Aristeguieta.

Si bien celebra la belleza armónica, igualmente viaja desde el Partenón y las islas griegas al paisaje de selvas y piedras preciosas de la Guayana, de la aldea natal Guasipati, en un afán de conciliar el conjunto orgánico tras la búsqueda consecuente de esa belleza, con la enumeración detallada de la flora y fauna, que conjuga entre los paisajes del mundo que ha recorrido e imaginado.

Una muestra fiel se halla en el libro “Poemas Venezolanos”, en el poema titulado: Un texto para mi aldea, escrito en la distancia, desde Madrid, en 1965:

«… Ninguna transparencia como la de su fondo

  … Ninguna como ella la aldea cuya inmanencia

 cubre de abrasadora belleza cuanto escribo».

Asimismo, cuán revelador es su aforismo titulado Autorretrato I: «Soy la que ama lo ignoto / la inquietante altitud de la belleza».

Verbigracia, lo expresa en otras máximas: «No digas nunca no ante la belleza».

Este es el leitmotiv que conduce la poesía de Jean Aristeguieta, de hecho, resaltan los numerosos ars poética del poemario «Antología del ser»:

«Descripción de la poesía

 itinerario del delirio

 diccionario de arcángeles

 epigrafía de las flores

 imagen de los espejos».

A título ilustrativo, cabe además señalar un poema de tono confesional en el cual recoge sus constantes:

«Vida me has dado tantos nexos

con la belleza ignota

mi fe llameante en Dios

el destello del amor

la poesía sagrada

los viajes por el cosmos

y la amistad recóndita».

Esta poesía de Jean Aristeguieta, a esta «feliz mártir de la poesía», hay que releerla mucho más, justamente difundir su obra, que tal vez se replegó por la dulce humildad y sencillez de la poeta, o lo que es peor, marginación por la diversidad sexual censurada en su época, o lo que sea, si bien ella se recluyó o fue apartada, sin duda, considerarla una poesía de elevada factura.

 

El encabezado ha sido realizado por Eddy Rafael Reinoso.

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